Una especie de pérdida constante del nivel normal de la realidad.


El Pesa-nervios, Antonin Artaud


sábado, 7 de febrero de 2009

Polillas y gotas de agua; cómo no debe hacerse un experimento en la bañera

Es peligroso acercarse a los jabatos recién nacidos: sus colmillos enfocan como linternas de agua dulce la melodía principal, mientras sea ejecutada por una orquesta de cuerda pulsada con un martillo con un martillo para que la masa la gente el público las castañas y el fuego Queremos comer, dirán los pollitos y las polillas y la mitad del mundo que muere de hambre mientras hurto un rábano por las hojas de papel que volaron hasta quedar introducidas en una botella en el mar Cantábrico. Sueño con los reproductores de música automáticos, que sólo funcionan los jueves por la tarde -de tres a cuatro- y con las sábanas pegadas al cuerpo de un caballo en el pardo en el prado Descabellados y sonámbulos con grandes efigies amarillas en los labios pegados a las manos con pegamento sensible al contacto con gases de la estratosfera y sensibles también al Arte (Kunst) la reprimenda del oso al tranvía de ojos acrisolados fue una columna de piedra en la superficie del mundo conocido en el siglo en que mi abuelo se aburría de pena
Corrección gramatical: la alcantarilla estaba demasiado limpia para ser una alcantarilla, así, sin más, sin sindicatos que la apoyen económica-mente ni zapatos para apoyarse en el suelo de sol y vidrio Koalas de metal en los charcos de Versalles Lámparas de aceite en la zarzuela más impopular Hilos cosidos en torno a las fachadas de las casas y sobre las calles de Turkmenistán Duele suponer que he estado mintiendo, pero es verdad Vi a Rigoletto en la escuela de arte dramático cuando se disponía a introducir un microcosmos en la bombilla encendida de un candil en el hipotálamo derecho segunda puerta escalera B para emergencias urinarias. Me marcho me marcho con un libro de Goethe y otro de Goebbels y otro de Gödel y otro de El Lissitzky y el mundo se le acaba tras las rejas no hablemos mal de los conductores de limusinas Ellos no tienen la culpa de que los banqueros no concedan crédito La culpa es de un eremita cristiano, y a su vez éste se la había arrebatado tras encarnizada lucha a un elefante asiático, que a su vez la había extraído de un cuento africano que hablaba de habas y de hadas Un viejo mito que insulté y desprecié hasta que me vi afectado de una extraña enfermedad; ¡sabía que no debía abrir la tumba de Tutankamon!
¡Sepultura para las sardinas! ¡Larga vida al Rey Sol!

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